¿A falta de rock viene bien el jazz? Veamos la lista del rejuntado jazzero que anoche, sábado 10 de abril, dio el show en el salón de la Biblioteca Sarmiento: Willy Ochoa (contrabajo), Facundo Medina (batería), Chino Troiano (guitarra), Oscar Blanco (saxo y clarinete) y la participación especial de Ricardo García (piano). Si, sin dudas que por nombres nomás ya valía la pena ir a verlos. ¡A falta de rock, venía bien el jazz!
Todas las fotos por Ceferino Pardo
www.flickr.com/ceferinopardo
La info que anduvo dando vueltas era que empezaba a las 22 hs el show (inclusive en este blog se promocionó a esa hora). Así que imaginé que hasta las 22:30 no iban a empezar. Tarde. Muy tarde llegamos por culpa de mi mala imaginación. Es que no se por qué el recital había empezado a las 21:30 y puntual (claro, no era ROCK impuntual). Llegamos justito cuando el maestro Ricardo García hacía solo con su piano el Intermedio Tanguero muy aplaudido por los mas entusiastas seguidores “del pensamiento triste que se baila” según lo definió el gran Discépolo.
Todo muy lindo, pero yo quería escuchar a la que hace ya 20 años fue la base de “Laberintos de Pasiones” (Willy y Facundo) más el resto de los músicos. Tenía la esperanza que el quinteto se la jugara con improvisaciones locas de lo más zarpado de este género musical. Bueno, me quedé con las ganas. Fueron muy correctos, muy prolijos, muy estrictos, muy sin sobresaltos, tocando clásicos de clásicos del jazz mundial. La improvisación y el “cuelgue” jazzero no se hicieron presentes esa noche.
De todas formas el público, la mayoría de la tercera edad según palabras del mismísimo Willy Ochoa, disfrutó de un espectáculo seguro, efectivo y tranquilo. Entre los temas que tocaron (y que yo pude escuchar a pesar de perderme la mitad del show) figuran: Hello Dolly, Por la Acera Soleada, Sobre el Arco Iris y El Rag de la Calle 12 entre otros clásicos. La gente pidió bis y ellos cumplieron con una linda versión de Cuando los Santos Vienen Marchando de Louis Amstrong y dos piezas musicales más que desconozco sus nombres.
Los que estuvieron arriba del escenario del salón de la Biblioteca Sarmiento son grandes músicos. Tres de ellos con raíces en el rock, hoy dedicados de lleno a este estilo musical de luces planas y público con olor a naftalina (no debería ser así, ¡¡¡el jazz es grosso!!! Sólo que hay que aprender a escucharlo para darse cuenta que es pura magia). Estuvo bueno el espectáculo, sin dudas que estuvo bueno. A mí me gustó, y al resto de los espectadores les debe haber encantado este show de 2 horas de duración. Pero yo me quedé con ganas de un poquito más de pimienta.
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