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Ceferino Pardo


viernes, 3 de diciembre de 2010

¿Que tan lejos queda Memphis?

Por Payaso Bonfigli (cronista invitado)


El miercoles pasado, o mejor dicho, primeras horas del jueves 2 de Diciembre, se presentó en La Barra Pub, la no catedral del rock, el artista del blues Adrián Otero, ex vocalista de la banda Memphis la Blusera con su banda. Banda en sentido literal y figurado. Compuesta por su hijo en batería, un flaco estático que toca el saxo tenor y un pianista cordobés borracho (entre otras cosas). La carencia de bajo y guitarra era tan notable como si fuera un equipo de la NBA donde no juega ningún negro.
Fue una performance floja y "pesetera". Se notaba que venían de un show en Bahía o algo así y que estaban cansados, pero comprometidos con "el Oso". Con decir que el vocalista estuvo sentado en el estuche del piano electrico durante un 67% del show lo digo todo. Relojeaba a lo lejos la estantería donde estaban los whiskys, claro, sin olvidarse las letras de las canciones, que las tiene incorporadas ya en su inconsciente, así como la improvisación, para que no se note cuando se las olvida.
El sonido fué además de malo, extraño, pues se escuchaba mejor desde un costado del escenario que en el frente, donde estaba la mayoría de la gente que pagó o tiró $30 pesos. El sonidista estaba extrañamente ubicado (o desubicado) a un costado del escenario, donde no se podía apreciar lo que salía hacia adelante de la banda. Estuve ubicado (o desubicado) al principio, ni bien entré, al frente y al centro, donde convergen los sonidos de las cajas, y el redoblante y los platillos sonaban mas fuerte que la voz de mi consciencia, que me trataba de decir: "con esos $30 podrías haber hecho algo mejor". Luego me dirigí hacia un costado del escenario, donde los/las bartenders tienen menos demanda y me dí cuenta de la armonía de los sonidos, que en el otro sitio eran prácticamente "dosminuteros". Estaba equalizado para que se escuche bien en un lateral.
Sobre llovido, mojado. No solo el sonido era malo. El desempeño de su músico aparentemente mas talentoso, se vió disminuido por algún tipo de exceso/s. Estaba relativamente re contra exitado y se empeñaba en incrustar un solo reiterativo en casi cada una de las canciones, que debo decir, la mayoría parecían zapadas en ensayos sobre bases de canciones de blues, que son bastantes "estándars". Este muchacho cordobés, estaba básicamente lo que se dice "en pedo", y fué muy reiterativo en cada uno de sus desubicados solos. Al principio se limitaba a tocar una escala aguda muy similar a uno de esos ringtons molestos, por no decir hinchapelotas, pero luego comenzó a quitar el piano eléctrico del pie, y lo quería tocar al estilo Damas Gratis, sin tener en cuenta, la falta de correa, ni la longitud del cable, ni su incapacidad motriz para manipular un aparato relativamente grande y pesado. Como era previsible, al estilo The Who, pero involuntariamente, terminó estrolando el instrumento contra el piso deleitando al público con un multiacorde agresivo y a la vez gracioso. Como si fuera poco el papelón, lo levantó y al estilo rockero glam coqueto, con un pie sobre un monitor, se dispuso a continuar el solo al frente del escenario, con un "mute" tan obvio como vergonzozo. Incluso ofreció a la primera fila del público para que tocase su aparato, y fué automáticamente rechazado, como un boliviano tratando de solo charlar con Nicole Neuman. Durante toda la noche se encargó de dejar a la banda sin bases graves, sin ritmo, y sin dignidad. Las canciones se percibían muy incompletas durante un aprox. 67% del show.
Al batero e hijo, no se le notaba exceso alguno (tal vez de onanismo). Pero sí se le notó la falta de amistad con el metrónomo, y la falta de respeto a los pobres negros que tocaban percusión con el alma y con ollas a orillas del Mississipi. Después de todo, no estaba allí por su talento. Era mas que evidente.
En cuanto al saxofonista, mas allá de estar clavado siempre en el mismo lugar y no doblar ni siquiera 20º su columna, estuvo correcto, pero extraviado. Era el encargado de seguir al intrépido pianista, y su labor se vió muy dificultada. Imaginensé que ustedes son un taxista y el cliente le dice: "Siga a ese coche", y el mismo va por la vereda, corta camino por las plazas, y etc. Pobre.
El vocalista y estrella de la banda mas allá de tenerla atada, por estar haciendo eso desde fines de los 70s, estuvo cómodo. Se la pasó sentado detras del pianista, y le daba lugar para que hiciera papelones. Mientras "laburó", lo hizo como era de esperarse, con los hits de su vieja y mas famosa banda.


Nota del editor:

Recibí esta nota que no tiene que ver con la movida del rock local directamente (ya que Otero no es un músico de Tres Arroyos) pero sirve mucho para que empecemos a VALORAR a las bandas y músicos locales de una buena vez por todas. NO TODO LO QUE VIENE DE AFUERA ES MEJOR QUE LO DE ACA.
No toqué ni una sola palabra de lo que el Sr. Payaso Bonfigli escribio en esta nota.

Ceferino Pardo